Estimadas autoridades, amigos, familiares y colegas.
Lo primero que quiero hacer es homenajear y solidarizar con un hincha de Colo Colo. Él estudia sicología, tiene 22 años y ha luchado por un Chile más justo. El perdió los ojos por la violencia de Carabineros. Su nombre es Gustavo Gatica y le expreso todo mi cariño y apoyo. Fuerza Gustavo.
Recibir este premio me llena de orgullo… especialmente porque viene desde los colegas. Y eso es invaluable. Reconozco que me cuesta subir hasta acá y pretender ser el mejor. No creo en eso. No lo entiendo. Pero sí creo en “Los Mejores”. En el trabajo colectivo. En el crecimiento mutuo. En el aporte de unos y otros. En la ayuda fraterna.
Este premio hoy tiene mi nombre. Pero también tiene algo de cada colega que me ha ayudado a crecer en este largo camino.
Por eso agradezco la confianza inicial de Juan Dettwiler en Concepción, el apoyo solidario de José Valenzuela: Juan Carlos Rojas y Carlos Alarcón en el Diario El Sur. El talento de Mouat y Marcone en la revista Don Balón. Las exigencias de Bianchi en El Gráfico. La pasión de Danilo y Vial. La pulcritud de Olmos, la rigurosidad de Boys, los consejos de Leo Burgueño, la originalidad de Olea, los cuestionamientos de Codelia y Fluxá, y las enseñanzas de Gilbert en El Mercurio. La brillantez y vitalidad de Silvana González, Pini Guerra, Michelle Bouey, Constanza Campos y Laura Muñoz, con quienes hicimos Deportes Mujer. El orden y apoyo de Marcela Carvajal. La sutileza de Antonio Martínez. La exageradísima rigurosidad de Juan Pablo Pérez, Omar y Gonzalo en el Deporte Escolar, un suplemento que es un lujo y en el cual aparecieron varios de los deportistas que hoy son premiados. La calidad de Solervicens, Tito Opazo, Cisternas, Toño Valencia. El reporteo de Fuenzalida, Neira, Vera y Ampa. La capacidad de Carlos Fuentes y Gastón. Y también algo de la refrescante pasión de los jóvenes del diario como Andrade, Browne, Valencia, Cancino, Aguirre y Lemunguir. De todos ellos. De todos.
Pero debo mencionar a dos colegas y amigos que tienen mi más profunda admiración. Primero, Andrés González, un profesional con criterio y valentía para enfrentar cualquier situación, incluso una salida que no se condice con su tremenda calidad. Y también a Claudio Herrera, un periodista talentoso y brillante que está lejos del ruido mediático de otros, pero cerca de la perfección periodística.
Al final. Ese soy yo. Algo de todos ellos.
Por eso digo que este premio es colectivo.
Por lo mismo, les digo a mis colegas que no esperen que les dé una clase. Ni consejos. Apenas dos comentarios.
Primero, intenten que sus entregas -en televisión, diarios, radios, revistas, sitios web- tengan la rigurosidad, sorpresa, ingenio y profundidad que todos buscábamos cuando comenzamos a conocer de esta profesión…Persigan esos ideales siempre, incluso en estos tiempos en que la urgencia parece querer superar a la rigurosidad. Y donde las condiciones laborales empeoran en cientos de lugares.
Y segundo, tenemos que estar a la altura de los tiempos.
Sobre todo en estos tiempos. Donde todo cambió. Donde Chile despertó. Donde las mujeres, con justa razón, piden igualdad. Donde LAS deportistas quieren -y merecen- el mismo trato que sus colegas hombres. Y eso no se puede detener. Porque el futuro, nunca más será sin ellas.
Por último, quiero agradecer a mis padres: la señora Sara y don Joaquín, pareja de la puta madre, generosa, y que me acompaña siempre. De mi papá heredé el humor que muchos conocen y de mi mamá obtuve la perseverancia que pretendo no perder. A mis hermanos Joaquín y Carla y mis cuñados y sobrinos, mis primos. A mis amigos Mario, Abdón, Nelson, Ale, mi compadre Víctor, Pato, Rodrigo, Lucho. A la Anto y la Fer, que también se integraron a la familia. A la U de Conce, donde se privilegia el desarrollo libre del espíritu.
Pero especialmente quiero destacar a cuatro personas.
A la Bea, quien me enseñó, en este largo camino juntos, que los sueños hay que seguirlos siempre, aunque el camino tenga sinsabores. Y agradezco su apoyo en los malos momentos. Y a mis hijos. Diego, el que cuestionará todo hasta que el mundo termine y el que estará siempre al lado para apoyar sin dudas. Sebastián, cuya pasión por el humanismo y las causas justas me asombra, pero por sobre todo su fanatismo por la U que siempre lo hace ir más allá del horizonte. Y Pablito, cuya agudeza siempre nos sorprende y nos enternece, y que, a sus 14 años, entiende mucho mejor que yo que la vida se disfruta más siendo buena persona.
Para los que no me conocían, ese soy yo.
Gracias totales.
Buenas tardes